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jueves, 26 de septiembre de 2013

8:36 0
Miguel Romero es un fotógrafo sevillano, licenciado en Comunicación Audiovisual es profesor de fotografía en la Universidad de Sevilla. Su obra ha sido expuesta en diferentes salas de España y del extranjero. Su trabajo es fruto de una reflexión en torno a la memoria, la 'realidad' y las posibilidades de la fotografía, así como el concepto de autoría.
Hoy queremos presentaros su trabajo The Box, en el que durante 2009-12, Miguel fue creando pequeñas cámaras oscuras con cajas de cartón, y fotografiando la imagen proyectada del interior con su cámara digital por distintos lugares del mundo. "El resultado se convertía en sorpresa, y el proceso ofrecía el placer de una fotografía mucho más lenta, una vuelta atrás, desacelerando la producción de imágenes en la que estamos inmersos hoy día. El escenario te encuentra y el poco control da lugar en la mayoría de las ocasiones a que el azar entre en juego como tantas otras veces".

The Box



















- FotoGrafic: Si ya la fotografía está cargada de 'filtros' de manera que la imagen fotográfica es una interpretación de la 'realidad', en muchos de tus trabajos, ese 'filtro' es doble, la fotografía resultante es una imagen de una imagen, como en "Photo Booth Diary", donde realizabas copias en formato grande y las reproducías nuevamente en un fotomatón, o en "Show me your negatives", donde también las piezas son fotografías de fotografías, o en este trabajo que mostramos hoy, "The Box". ¿Porqué te interesa este doble proceso?
- Miguel Romero: Me gusta el juego con imágenes y explotar las posibilidades que nos ofrece el medio, ya sea en su versión analógica o digital. La fotografía me sigue pareciendo un proceso mágico, en el que una imagen se forma dentro de una caja. En el trabajo “The box”, juego con la lentitud de la cámara oscura y la inmediatez de lo digital. Enfrento lo analógico y lo digital, propongo una imagen que se forma dentro de una caja y le hago una fotografía por control remoto. Es una forma lenta de atrapar lo que ocurre delante de nuestros ojos. Elijo una caja por lugar, con el paso de los días, la caja se va deteriorando, va entrando luz, y la imagen se convierte en un trozo frágil de realidad.
- FG: Tus trabajos fomentan la participación activa del espectador, y también planteas juegos en los que el sujeto fotografiado tiene un papel fundamental en la construcción de la obra ¿es el arte un camino de ida y vuelta? Háblanos sobre el concepto de autoría.
- M.R: En varios de los trabajos que tengo, el espectador es esencial, en muchos incluso es necesario que el observador palpe, toque y juegue con la pieza para descubrir qué está ocurriendo. El uso de la imagen varía continuamente, muchas veces me interesa separar el proceso de producción y el de recepción de tal forma que se confiera un uso diferente para el que fue concebido. Me gusta en especial concebir un juego que se transforme en algo diferente cuando llega al receptor, una especie de rompecabezas con varias soluciones posibles.

- FG: La fotografía analógica aparece como una constante en muchas de tus obras, y encontramos una combinación de tecnologías, ¿qué te ofrece el analógico que se haya perdido con la fotografía digital?
- M.R: Los dos ofrecen muchas posibilidades. Hiroshi Sugimoto comentaba que el digital había llegado demasiado pronto, que todavía no se habían agotado las posibilidades de lo analógico. Ambos medios son fantásticos, tienen sus particularidades que repercuten directamente en el lenguaje visual. Debido a la inmediatez, cada vez estamos más cerca de la imagen mental deseada, pero quizás la saturación de imágenes, y la rapidez con la que disparamos, nos resta tiempo para pensar, para detenernos. A veces pienso que este mundo veloz está haciendo daño, y al mismo tiempo reconozco que esa velocidad ofrece posibilidades que antes eran impensables. En definitiva tengo una relación de amor odio con los dos, con lo digital y con lo analógico. Pero a veces es necesario detenerse, olvidarse de la cámara, desintoxicarse de la producción de imágenes para volver con fuerza. Nuestra cabeza está llena de imágenes que no hemos fotografiado y permanecen con el paso de los años, esas fotos mentales son maravillosas y seguimos conviviendo con ellas, hay que dejar tiempo para estas imágenes y dejar la cámara atrás de vez en cuando.
- FG: Háblanos de "The Box". ¿Porqué cámaras oscuras y fotografía digital?
- M.R: Se trata de jugar, de darle vueltas a las posibilidades de dos formas de fotografiar. Reflexionar sobre la caza de una imagen que se incrusta en una de las paredes de una caja, acceder a lo intangible, rozar de alguna forma el proceso de formación de una imagen. Intento contar lo que ocurre dentro de mis cajas, documento lo que pasa, cómo les entra luz, cómo se deterioran, y cómo el mundo de ahí afuera se transforma en una imagen. Cuando realizo estas fotografías, nadie sabe qué estoy haciendo por muy cerca que me encuentre de aquello que esté fotografiando, es sólo una caja de galletas, de refrescos, de material sanitario, de detergente...
Muchísimas gracias por estar un ratito con FotoGrafic y contestar nuestras preguntas. Te seguiremos la pista de cerca. Podéis ver sus trabajos en miguelromeroportfolio.com
Muy muy recomendables!!!

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